sábado, 3 de septiembre de 2011

Edad Imperial


Hoy puse una repisa en mi cuarto (qué divertido es usar un taladro) para poner mis juegos y películas encima. Después de quitar el chinguero de películas de su ahora antiguo hogar encontré, debajo de una gruesísima capa de polvo, el único juego en disco original para PC que tengo. Age of Empires II, con su respectiva expansión, The Conquerors.

¿Saben por qué estoy escribiendo esto? Para no ponerme a jugarlo. De verdad tengo miedo.

Veo la cajita, leo la descripción, miro la imágenes. Una llave en mi cerebro se abre y sale un torrente de recuerdos. Es que No Mames. Está Bien Perro. Nomás por encontrarlo lo instalaría en esta computadora y me pondría a jugar inmediatamente.

Pero la jodona vocecita. Ah, y no me malentiendan, no me refiero a la vocecita que me dice que debo trabajar y ayudar a comunidad, hacer cosas de bien en lugar de jugar videojuegos. No, claro que no. Yo esa no la tengo. La mía más bien se preocupa de que deje de jugar otros juegos, que deje de leer otros mangas, que deje de mirar otras películas. La lista de pendientes de ver y la de jugar crece de la siguiente manera: en lo que acabo un juego (veo una película [o termino un manga {o novela gráfica, guaréver}]) dos más se agregan a la lista, así que nunca acaba. Y qué bueno la verdad. Yo sé que si caigo en la maligna tentación de darle otra oportunidad a Age of Empires II no voy a acabar Machinarium, no voy a terminar de leer Vagabond, y no terminaré de ver la filmografía de George Romero.


He tenido fuerza, pero sólo porque no hay nada más fantabuloso que robots, samuráis y zombis (bueno quizá un extraterrestre motociclista hechicero), mas sé que tarde o temprano mi fuerza flaqueará y me adheriré a las teclas intentando terminar la campaña de Barbarroja en Difícil y haciendo experimentos como enfrentar a un elefante de guerra contra 30 lobos salvajes.


Que este blog sea testigo fiel, y que cuando el momento de regresar a los imperios llegue, las docenas de horas que pasé en ellos serán acompañadas de agradables narraciones al respecto.


Ah, y que ya salió uno nuevo:

1 comentario:

Alandroide dijo...

Todos los días, al salir de la prepa, mis amigos se ponían de acuerdo para "conectarse" (en ese tiempo era un privilegio) y jugar esa madrola. A mi nunca me gustó ese juego.