Siempre me pasa lo mismo con los juegos de pelea, al principio aprendo a jugarlos muy rápido y me siento todo un prodigio, la riata más riatuda. Luego me pongo a jugar en línea (que en ataño equivalía a ir a las arcadias del centro) y me encuentro con la gran cantidad de energúmenos pseudoautistas que son los riatudos de verdad. Primero lo tomo como un reto personal y practico y practico para vencerlos, mejoro, sí, pero llega un momento en el que simplemente dejo de hacerlo, dejo de mejorar mientras todos parecen volverse más buenos. El metajuego me rebasa. Ya no puedo leerlo más.
Si yo fuera un personaje de ánime aquí es cuando reflexionaría acerca de que lo importante es divertirse. Sí llego a esa conclusión, pero después (a diferencia del ánime) no me vuelvo mejor gracias a mi nueva actitud buenaonda. Nomás deja de importarme saber quién la tiene más grande.
Llevo jugando Marvel vs Capcom 3 Fate of Two Worlds desde que salió en febrero, creo que sigo estancado en la etapa de querer vencer al prójimo. Al punto de querer armar (o hasta comprar) un control estilo arcadia.
Es que pareciera que además de diseñadores de juegos hubiera también psicólogos en el equipo que lo desarrolló. Tienen la manera de hacerte sentir el macho alfa que sobrevivirá el apocalipsis cuando ganas, pero al perder no te hace sentir insignificante, sino que sientes que el que te venció mató a tu mamá y violó a tu hermana, y lo único que quieres es darle su merecido.
Sospecho que es el juego más que sólo el instinto humano porque hay juegos como Virtua Fighter o Tekken que no generan estos sentimientos, al menos no a esa intensidad tan zopenca. Debe ser que en Marvel Vs Capcom todo es explosivo, brillante y en proporciones grandes.
Ayer traía una racha de 10 victorias, hoy de 10 derrotas.
No sé que será de mí; Ultimate Marvel Vs. Capcom 3 sale en noviembre:
1 comentario:
espero que esté a un precio accesible.
Por cierto, ya estoy donde te dije
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