-Me recuerda a los fondos de Muramasa, aunque los de Muramasa están más bonitos, ja jajá- Bromeé conmigo mismo.
He bautizado a este fenómeno 'entumecimento estético'. Estoy seguro que esto es lo mismo que pasa al jugar Muramasa, o al sobreexponerse a cualquier otra obra de belleza saturada, incluso. El entumecimiento artístico no es sino otra de las consecuencias de la costumbre que tiene el humano de acostumbrase a todo. Fue normal, creo yo, que después de una docena de horas de jugar Muramasa, ya no me detenía a ver los detalles de la animación y las capas de los fondos. No sé si esto sea algo que deba acharle al juego (o al obra en turno) por no saber tener espacios de menor impacto para crear contraste y poder apreciar más los momentos meritorios, o, si no es nada más es mi culpa por ser un consumidor mimado y con un corto periodo de atención. Como sea: estúpida modernidad. Y estúpido Flanders.
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