La segunda vez que fumé fue un desastre total. Me puse aún más paranoico y sensible. Mi mente viajó en el espacio y el tiemp al revés volteado y de cabeza. Fue entonces que las teorías ya apuntaban a que el problema era yo.
El universo y yo acordamos que lo mejor para todos era que no volviera a fumar nunca jamás en toda la vida. Plan que es sencillísimo de seguir, pues como no lo disfruto, jamás habrá churro que se me antoje.
La vida continuaba feliz en Villa Nomota, aunque comencé a oír unas ideas tentadoras sobre cómo lo mejor para la marihuanez es estar ocupado haciendo algo. Mejor aún si es algo visual. Más aun, pensé, si es algo visual e interactivo. Videojuegos. Bajo la premisa de que la marihuana intensificaba los trances se me ocurrió la magnánima idea de jugar algo después de besar un gallito. Incrementando la grandiosidad de mi idea, se me ocurrió ponerme a jugar algo sinestésico, para que así el trance trascendiera los sentidos, y la realidad, según yo, pues.
Así fue como el otro día rompí el pacto que tenía con el universo y fumé mota otra vez para inmediatamente después ponerme a jugar Bit.Trip Beat seguido de Bit.Trip Core. ...Y la verdad no fue la gran cosa. De nuevo, no sé si sea por mi total incapacidad de pasármela chido drogado o si de plano no son sensaciones compatibles.
Admito que sí hubo sensaciones que en teoría estuvieron padrísimas, pero que en el momento no se sentían tan impactantes. Por ejemplo: La motimoti hace que uno, hasta cierto grado, deje de sentir su cuerpo, la relajación muscular que provoca hace que uno se desprenda por completo de sus extremidades. Entonces, al yo no tener la sensación de estar moviendo el control del Wii, me daba la sensación de que controlaba el juego con la mente. De hecho, al no sentir nada, daba la sensación de que todo lo movía con la mente. Justo dije dentro del pachecotorreo, "soy como un cerebro flotante que mueve las cosas con telequinesis".
La barrita que yo movía en el juego se convirtió en una extensión de mí, en un músculo. Como si tuviera alas de pájaro. Di ¿qué se siente mover las alas? No sabemos porque no las tenemos. Pues así, sabía y sentí que movía esa barra, pero como si fuera una parte más de mi cuerpo.
Algo en lo que sí me funcionó muchísimo el hecho de jugar, fue en no ponerme paranoico y preocupón. También hizo que el tiempo pasara más rápido, cosa que agradezco bastante porque es una de las cosas que me alteraba más. Como no me la pasaba chido en las otras veces, sentía la urgencia de que se me pasara el efecto lo más rápido posible. Esta vez nomás deje que me invadiera por el tiempo que tenía que invadirme.
El último punto que quiero mencionar es que no jugué mejor. Yo creí que sí lo haría, que al estar tan clavado en lo que estaba pasando mejoraría mi desempeño. Que aunque sí me clavé, fue completamente contrarrestado por el hecho de que los sentidos de desagudizan bastante. Dejándome ahí desparramado como una masa de material biológico que sólo sirve para transportar a mi cerebro telépata.
Sí fue mucho más pleno e interesante que las dos primeras veces, y sí fue más divertido jugar estos juegos otra vez de una manera diferente. La cosa es que no lo suficiente como para querer volver a fumar. Siendo ese el caso, que quede esta bitácora como mero testigo de lo que fue el experimento, y de que la marihuana simplemente no es lo mío.
2 comentarios:
Excelente experimento, sobre todo por las conclusiones.
Este no es mi caso. De hecho, acabo de jugarme todo el metal gear rising y silent hill downpur pacheco. Sí: todo el juego, ambos, de principio a fin (en varias sesiones). Los reflejos no son los mejores, pero me siento como Gokú cuando va entrenar al espacio, a una atmósfera aumentada no sé cuántas veces. Lo disfruto mucho, pero me reservo la fumada sólo para los mejores juegos (o por lo menos para los que sé que me gustarán más).
¡Saludos!
¿No es que Bit.Trip es demasiado rápido para jugar después de fumar?
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